La desarticulación de retenes clandestinos y el repliegue del crimen
Uno de los logros más destacados de la actual administración ha sido la eliminación de retenes ilegales en la Sierra y otras zonas clave del estado. Estos retenes eran utilizados por grupos criminales para extorsionar, robar y controlar territorios. Con su eliminación, los delincuentes han perdido puntos estratégicos para operar con impunidad, lo que los ha obligado a huir apresuradamente, abandonando vehículos en el proceso.
Vehículos robados y el efecto de la presión gubernamental
Muchos de estos automóviles de alta gama han sido reportados como robados en otras entidades del país. Chiapas, por su posición geográfica, ha sido históricamente una ruta clave para el tráfico de vehículos ilícitos hacia Centroamérica. Sin embargo, el aumento de los operativos estatales y federales ha cerrado muchas de estas rutas, dejando a los criminales sin otra opción que deshacerse de las unidades para evitar ser capturados.
La estrategia de mano dura: miedo en la delincuencia
A diferencia de administraciones anteriores, en las que la impunidad reinaba, el gobierno de Eduardo Ramírez Aguilar ha enviado un mensaje contundente: “La delincuencia ya no tiene control en Chiapas.”
Este cambio ha generado un efecto de disuasión. Ante el riesgo de ser detectados y enfrentados por fuerzas de seguridad, los criminales han optado por abandonar vehículos en zonas estratégicas para evitar detenciones.
Inteligencia financiera y la crisis del crimen organizado
Otra teoría apunta a que estos vehículos eran parte de redes de lavado de dinero y financiamiento del crimen organizado. Con las nuevas estrategias de inteligencia financiera y la presión gubernamental, muchas de estas operaciones han sido interrumpidas, dejando a los criminales sin la capacidad de movilizar sus recursos como antes.
La delincuencia en retirada
El abandono masivo de vehículos de lujo en Chiapas no es un hecho aislado. Es un síntoma de un cambio profundo en el equilibrio de poder entre el Estado y el crimen organizado. Lo que antes eran carreteras controladas por la delincuencia, hoy son rutas patrulladas por cuerpos de seguridad.
El reto ahora será mantener esta ventaja y convertir estos golpes a la delincuencia en una transformación estructural que garantice la paz a largo plazo. Chiapas está demostrando que, con voluntad política y estrategias firmes, el miedo puede cambiar de bando.