Fue muy interesante, por ejemplo, observar el proceso interno en Chiapas. Mucho se especuló, lo cierto es que, para la participación plural, Eduardo Ramírez, coordinador de los senadores de Morena, abrió la democracia participativa. De entrada, apoyó el registro de más cuadros para tener mayor representatividad en la encuesta final. Suena paradójico, pero decidió no ser elegido por los consejeros estatales para ampliar la lista y no suscitar pugnas internas. De hecho, nos cuentan que estuvo de acuerdo con la primera lista que salió a la luz pública y, por si eso fuese poco, la avaló.
Es un gesto de cooperación y solidaridad, lo mismo que una maniobra para no polarizar el proceso. Incluso, él mismo comentó en entrevista que, la decisión final, saldrá del pueblo. Él, puntero de todas las encuestas que se han divulgado, se someterá al escrutinio en función de la toma de decisiones del pueblo de Chiapas. En ese sentido, fue muy claro en su posicionamiento. Como sabemos, Eduardo Ramírez está contemplado por la Comisión Nacional de Encuesta de Morena, para el sondeo final. Esto significa que, el protagonista principal, en virtud de ser considerado por el CEN, será evaluado con el pulso de la población civil y de las expresiones sociales.
Y, con las condiciones a su favor, Eduardo Ramírez es el favorito de la mayoría de los chiapanecos. De hecho, las mismas encuestas de opinión pública lo han ratificado. Su popularidad, por ejemplo, lo ha convertido en un gran referente y, para efectos políticos, el motor para continuar profundizando el programa de la Cuarta Transformación. Su capacidad y liderazgo están probados y comprobados; el mismo Senado de la República ha sido testigo de ello. Vive, en pocas palabras, una etapa crucial que, no hay duda de ello, coronará a finales de este mes con la designación de coordinador de los comités estatales en Chiapas. O sea, como futuro candidato de Morena a la gubernatura.
Dada que la elección interna es muy clara, y la tendencia es irreversible, Eduardo Ramírez, con esa lógica, será el futuro abanderado del lopezobradorismo en Chiapas. Eso explica muchas cosas. Primero, el fenómeno social en el que se ha convertido; su presencia en tierras del sur del país genera una efervescencia. Eso justifica, por ejemplo, las multitudes que se concentran en cada acto público. Además de ello, Eduardo Ramírez no es el clásico político. Su lectura es distinta; es innovador, creativo; se ha formado en esa cultura de transformación y, lo mejor de ello, ha hecho suyo el proyecto progresista que encabeza Andrés Manuel López Obrador, para continuar profundizándolo.
Es cuestión de esperar, pues todas las direcciones apuntan a Eduardo Ramírez, coordinador de los senadores de Morena, que es, desde hace meses, el preferido de la multitud en Chiapas. Y como el deseo de las mayorías es ver al Jaguar como coordinador de la defensa del voto, no hay
marcha atrás.
Él, para lo que se avecina, constituye la esperanza de los chiapanecos que, desde hace meses, le han depositado su fe. Basta con ver los porcentajes a su favor. De acuerdo con la más reciente encuesta de Demoscopia Digital y Campaigns Elections, lo colocan muy por encima de todos.
En todos los casos, dos votos a uno.
A raíz de ello, el único reto de Morena es refrendar la voluntad que ha tomado el pueblo. Esa es, claro está, la candidatura de Eduardo Ramírez, el Jaguar.
A propositivo, desde Comitán, Chiapas, Eduardo Ramírez lanzó su propuesta de gobierno y, de paso, cerró diciendo: «estamos listos, estamos firmes, se van a alinear las estrellas de Balún Canán y Balún Canán volverá a ser tierra de gobernadores, y nuestro movimiento inició con el consejo sabio de los adultos mayores, de las mujeres, con el sueño de los niños y de las niñas, con los campesinos, con los indígenas, con los jóvenes, con las personas con capacidades diferentes. No hay duda: será el Jaguar Negro, candidato de Morena y después gobernador constitucional.